El Castillo de Cañuelas: la increíble historia detrás de sus muros

Entre la Ruta 3 y la Ruta 205, en un predio de casi 5.000 m², se alza una de las construcciones más imponentes y misteriosas del distrito: el edificio conocido como “el Castillo” de Cañuelas. Aunque hoy se lo vea cerrado y abandonado, este lugar fue testigo de una de las experiencias industriales más ambiciosas de la región.

Inaugurado en 1932 por Gustavo Eugenio Artaux, un industrial francés radicado en Argentina, el castillo fue sede de la fábrica Finaco, especializada en la producción de alimentos deshidratados. En plena Segunda Guerra Mundial, desde este mismo lugar se exportaban leche en polvo, dulces, cacao y huevo deshidratado a Europa. La planta llegó a emplear a más de 400 personas, y procesaba diariamente 80.000 litros de leche y unas 80.000 docenas de huevos.

A mediados de los años ‘50, la empresa también se volcó a la fabricación de productos medicinales naturales, marcando otra etapa en su historia. La planta fue una referencia local no solo por su capacidad industrial, sino también por su impacto económico y social en la comunidad.

En la década del ‘60, tras un proceso de expropiación impulsado durante el gobierno de Perón, la planta pasó a manos de la empresa IMFASA, a cargo del empresario alemán Guillermo Woters, y cambió completamente de rumbo: se dedicó a la importación y fraccionamiento de películas fotográficas. Sin embargo, esa etapa no duró demasiado. En 1965, la actividad cesó por completo y el edificio quedó inactivo.

Dos décadas después, en 1986, fue adquirido por Néstor Corsi, quien lo reconvirtió en un tenedor libre y posteriormente en un boliche bailable. Pese a los intentos, el edificio volvió a quedar en desuso. En 2022, fue puesto en venta por 3,8 millones de dólares, sin compradores a la vista.

¿Qué pasará con El Castillo?

En los últimos años, surgieron algunas iniciativas para recuperar el valor histórico y social del edificio. La más avanzada es el proyecto de expropiación, impulsado por la diputada provincial Ayelén Rasquetti con apoyo de la intendente Marisa Fassi. La propuesta busca transformar el inmueble en un polo judicial y de seguridad, centralizando fiscalías, juzgados y oficinas de tránsito.

En marzo de 2025, la Cámara de Diputados bonaerense le dio media sanción al proyecto, que ahora espera su tratamiento en el Senado provincial. Si se aprueba y promulga, la Provincia deberá avanzar con un juicio de expropiación y garantizar el presupuesto necesario para la compra y refuncionalización. Si no se cumplen esos pasos, la ley caducará en cinco años.

Por ahora, el Castillo de Cañuelas sigue en pie, testigo silencioso de una historia que pocos conocen, pero que vale la pena recordar. Fue una fábrica que alimentó al mundo, marcó el ritmo industrial del pueblo y aún hoy, con el tiempo detenido, forma parte del ADN de nuestra comunidad.

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