Durante la reciente transmisión en vivo desde el fondo del mar argentino, organizada por el CONICET y el Schmidt Ocean Institute, una figura inesperada capturó la atención de miles de espectadores: Nadia “Coralina” Cerino, la bióloga marina que acompañó el streaming con explicaciones sencillas, buen humor y una espontaneidad que la convirtió en fenómeno viral.
Lo que comenzó como una expedición científica en el Cañón Submarino de Mar del Plata derivó en un evento seguido por más de 50.000 personas en simultáneo, que no solo se asombraron por las especies marinas, sino que también se encariñaron con la voz detrás del micrófono.

Nadia Cerino es Licenciada en Ciencias Biológicas y cuenta con una maestría en Biología Marina. Desde hace años, se especializa en el estudio de corales de aguas profundas, organismos clave para comprender la biodiversidad del Atlántico Sur.
Además de ser investigadora del CONICET, trabaja en el Departamento Científico de Pericias de la Prefectura Naval Argentina, donde analiza contaminantes marinos en el Laboratorio Químico. Su foco es la taxonomía y distribución de ecosistemas vulnerables del mar argentino, muchos de ellos poco explorados.
Durante las transmisiones nocturnas del proyecto Talud Continental IV, Nadia comenzó a ganar notoriedad por su modo coloquial y didáctico de comunicar. Pero lo que la catapultó a la fama fue una frase inesperada, dicha en tono de broma en plena exploración: “Che, no sacamos ni un coral”.
El comentario generó risas y empatía en redes sociales, y fue el punto de partida para que los usuarios la bautizaran como “Nadia Coralina”. Desde entonces, no solo es una referencia científica, sino también un símbolo de divulgación accesible.
A pesar del revuelo mediático, Nadia no pierde de vista su objetivo principal: acercar la ciencia a la gente. En sus propias palabras: “Es buenísimo que la gente siga creyendo en la ciencia, en la naturaleza y en el conocimiento”.
Para ella, este boom inesperado es una oportunidad para despertar vocaciones científicas y reforzar un mensaje que repite con convicción: “No se puede conservar lo que no se conoce”.