Luis de Dios el ahijado deportivo de Juan Manuel Fangio

Luis de Dios, el ahijado de Fangio que corría y visitaba Cañuelas

En la historia del automovilismo argentino hay nombres que, aunque no alcanzaron una carrera larga, dejaron una marca inolvidable. Uno de ellos es Luis Alberto de Dios, el joven piloto que a los 21 años hizo historia en el Turismo Carretera y que fue nada menos que el ahijado deportivo de Juan Manuel Fangio, el quíntuple campeón mundial de Fórmula 1.

Aunque nació en Avellaneda, Luis de Dios construyó gran parte de su vida en Balcarce, donde su familia se dedicaba a la actividad agropecuaria. Allí fue donde se cruzó con Fangio, quien rápidamente notó su talento natural al volante y decidió acompañarlo en sus primeros pasos como piloto. Su vínculo era cercano, tanto dentro como fuera de las pistas, y ese respaldo fue fundamental para que Luis comenzara a destacarse.

Pero lo que muchos quizás no saben es que de Dios también tenía lazos familiares con Cañuelas, ciudad a la que solía venir a visitar con frecuencia. Su apellido aún es recordado por varias familias de la zona, y esa conexión local le da un valor especial a su historia. “El pibe de Dios, el gran volante de Balcarce, apadrinado por Fangio, cuando había carreras por la zona visitaba a sus parientes de Cañuelas en la calle Rivadavia, casi esquina Basavilbaso”, cuentan quienes lo recuerdan en la ciudad. Ese rincón sigue vivo en la memoria local.

Una promesa que despegó a lo grande

A pesar de su juventud, Luis de Dios logró lo que pocos: ganar una carrera de Turismo Carretera con tan solo 21 años, convirtiéndose en ese momento en el piloto más joven en conseguirlo. Fue el 25 de noviembre de 1951, en el circuito serrano de Tandil, conocido como el “Circuito de la Amistad”.

Ese día, el clima no ayudaba. Tormentas, lluvias y un cielo cargado fueron el telón de fondo de una competencia que quedaría para el recuerdo. La carrera estaba destinada a pilotos debutantes o que no hubieran ganado desde 1941. De Dios largó en la cuarta posición, detrás de Ernesto Petrini, Juan Gruat y Ricardo López.

Con un Ford modelo 1942, propiedad del escribano Alberto Atkinson de Mar del Plata y preparado por Ángel Peña, comenzó a avanzar vuelta tras vuelta. Su copiloto era Agustín Macarone. En la segunda vuelta ya había tomado la punta por tiempo y se mantuvo firme hasta el final, incluso batiendo el récord de vuelta anterior. El esfuerzo rindió frutos: completó los 801 kilómetros de carrera en 6 horas, 4 minutos y 41 segundos, y cruzó la línea de llegada como vencedor. Detrás quedaron Dante y “Tito” Emiliozzi y, en tercer lugar, Juan Gruat con Chevrolet.

Una carrera corta, pero intensa

Su camino en el automovilismo se había iniciado algunos años antes. En 1948, participó en Mar y Sierras con un Chevrolet 1947. Al año siguiente, logró un segundo puesto en Entre Ríos y otro destacado desempeño en la misma Mar y Sierras. Para 1951, además del triunfo en Tandil, fue segundo en las Mil Millas Argentinas, donde fue uno de los principales rivales de Juan Gálvez, liderando gran parte del trayecto entre Olavarría y 9 de Julio. También compitió en el Gran Premio Internacional Ciudad de Buenos Aires, corriendo en la Costanera Norte con un Simca-Gordini, donde terminó octavo.

Todo indicaba que de Dios tenía un futuro enorme por delante. Su estilo de manejo, su velocidad y la madurez que mostraba en pista llamaban la atención. Pero el destino le tenía preparado otro camino.

El trágico final

Apenas 35 días después de su gran victoria, el 30 de diciembre de 1951, Luis De Dios falleció tras un accidente durante una carrera de Fuerza Limitada en el circuito de Sierra de los Padres, cerca de Mar del Plata. Aquella vez, Fangio —quien lo había aconsejado no participar debido a la desventaja técnica de su vehículo— estaba presente como espectador.

Luis intentaba superar a Emilio Barbalarga para alcanzar el tercer puesto cuando su auto, una baquet con motor de 4 cilindros, volcó. Salió despedido del vehículo y sufrió heridas graves. Fangio, junto a su padre, lo acompañó de inmediato hasta un hospital cercano, pero los médicos no pudieron salvarlo.

La noticia impactó al mundo del automovilismo. Fangio perdió no solo a un joven piloto de gran proyección, sino a alguien a quien consideraba casi como un hijo dentro del deporte. Luis de Dios tenía apenas 21 años.

Un apellido que sigue presente en Cañuelas

Más allá de su breve paso por las pistas, la historia de Luis de Dios guarda también un vínculo con Cañuelas. Parte de su familia continúa viviendo en la ciudad, lo que mantiene vigente su nombre en la memoria local. Un piloto que dejó una marca en el automovilismo argentino y cuya historia también forma parte del tejido de esta comunidad.

Colaboración: Luis Orlando Sánchez, Julio Álvarez y “Beto” Mancebo, Ernesto “Tito” de Dios

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