Aumentan los casos de sífilis y alertan por su avance en el país

Especialistas advierten un crecimiento sostenido de casos, especialmente entre jóvenes, y remarcan la importancia del diagnóstico temprano.

El crecimiento sostenido de casos de sífilis en la Argentina volvió a encender alarmas entre profesionales de la salud, que advierten que la curva de contagios sube año tras año desde 2015 y afecta especialmente a jóvenes y adultos jóvenes.

La ginecóloga Julieta Vera explicó que la mayor concentración de diagnósticos se da entre los 19 y 39 años, un rango etario con mayor actividad sexual. Señaló que, en comparación con el año pasado, el país registra un aumento del 20%, una tendencia que sigue el patrón global aunque con particularidades locales. También subrayó que la forma más preocupante sigue siendo la transmisión de madre a hijo, donde Argentina mantiene cifras elevadas frente a otros países.

Vera remarcó la importancia del diagnóstico temprano. Indicó que, con un análisis de sangre, es posible detectar sífilis, HIV y hepatitis B. Recomendó realizarse estudios al menos una vez por año, usar métodos de barrera y consultar rápidamente ante cualquier lesión genital, incluso si no genera dolor. Recordó que la sífilis es tratada con penicilina G y que, en etapas iniciales, el tratamiento permite una recuperación completa.

Las advertencias se suman a las del infectólogo Juan Carlos Cisneros, director de terapia del Hospital Muñiz, quien calificó la situación como “alarmante”. Aseguró que el país pasará de un promedio histórico de 10.000 casos anuales en los 90 a más de 40.000 en 2025, y vinculó esta suba con el abandono del preservativo. Además, recordó que una infección de transmisión sexual aumenta el riesgo de adquirir otra.

El Boletín Epidemiológico Nacional confirmó que en 2025 los casos crecieron 20,5% respecto de 2024, superando las 36.700 notificaciones, con la mayor carga entre personas de 15 a 39 años.

Desde el Ministerio de Salud señalaron que continúan reforzando la vigilancia epidemiológica, la distribución de reactivos y penicilina, y el uso de pruebas rápidas para ampliar el acceso al diagnóstico temprano. El objetivo es detectar más casos en el primer nivel de atención y facilitar un tratamiento inmediato que permita frenar la transmisión.

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