El hallazgo sin vida de Julián Correa Ospina, de 33 años, conmociona tanto a Colombia como a quienes lo conocieron en Argentina, especialmente en Cañuelas, donde residió durante varios años. El joven, criado en la comuna 6 de Medellín, barrio Doce de Octubre, había sido reportado como desaparecido el sábado por la tarde en el barrio Calasanz.

Su cuerpo fue hallado en un hotel del barrio El Salvador, cubierto con una cobija y con un disparo de arma de fuego a la altura de la oreja. En un primer momento fue ingresado a Medicina Legal sin identificación, pero horas más tarde se confirmó su identidad gracias a la denuncia presentada ante el Grupo de Desaparecidos del CTI de la Fiscalía.
Julián Correa había llegado a Argentina a los 21 años con el objetivo de “luchar por sus sueños” y se instaló más adelante en Cañuelas, donde dejó una huella imborrable por su bondad, calidez y espíritu emprendedor. En Medellín, su ciudad natal, también era recordado como una persona amable y generosa, cualidades que hoy son destacadas por amigos, vecinos y allegados.
La comunidad educativa de la I.E. Juvenil Nuevo Futuro, donde cursó sus estudios, lamentó su muerte a través de las redes sociales, reflejando el impacto que generó su partida en distintos ámbitos.
Las autoridades continúan investigando el caso para esclarecer las circunstancias del crimen y dar con los responsables. Mientras tanto, tanto en Cañuelas como en Medellín, el recuerdo de Julián permanece vivo entre quienes compartieron parte de su camino.
Este hecho, además de enlutar a dos comunidades, pone de relieve la importancia de visibilizar los casos de desapariciones y hechos de violencia, y de acompañar a las familias que atraviesan estos momentos de profundo dolor.